Sólo otro pequeño vestido negro

Por hoy, voy a dejar un poco mis devaneos literarios de los últimos posts y voy a retomar el tema moda con un clásico; el pequeño vestido negro, en honor a que hoy es el cumpleaños de la persona que más quiero en el mundo y aledaños: mi hermano.

No es que vayamos a festejarlo con alguna salida (al menos, la salida no será conmigo) pero me pareció que la ocasión bien valía la pena para imaginar que sí y de paso mostrarles un vestido que, aunque compré hace bastante, nunca mostré en el blog.

El LBD en cuestión es de Ona Saez, de un solo hombro como me gustan a mí, y con un lazo a la cintura. Puro y simple, así que lo personalicé un poco con accesorios muy de mi estilo.

-Por un lado, la vincha con plumas de todomoda. A juzgar por muchas fotos que vi últimamente, advierto que el tema de los tocados llamativos está atravesando un cierto revival, al menos en esos eventos donde las grandes marcas «se unen con el arte», como les gusta decir a sus organizadores. Sin duda, muchas de las personas que los usan quieren hacerse las raras. Definitivamente yo soy rara, así que puedo usarlos sin ningún complejo.

-Por otro lado, los zapatos con tachas de forever21 que eran una rareza cuando los compré. Ahora las tachas en los zapatos ya son lo más naturalizado y masivo del universo.

-Y, por último, el prendedor de cuero en forma de moño hecho por mis manos laboriosas (en algo me tengo que ocupar) y cuyo paso a paso expliqué en La vida es un bricolage.

Las uñas me quedaron bicolor porque cuando estaba probando el efecto «papel de diario» del que hablé en Escrito en el cuerpo, lo probé sobre dos colores. Y no me disgusta tener las manos en duotono, de manera que así quedaron.

Besos

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